Yo siempre he sido
una niña-mujer, “casera”, así que lo que más me ha gustado es estar o en la
casa de mi madre, una gran mujer,
profesional (he pasado muchas horas también debajo de su maquina de escribir o
poniendo sellos en todos los papeles que encontraba en su despacho), madre y
padre, amiga…, modista (por influjo de su madre) o en “casa” de mi abuela Ana…
una gran modista.
Con el tiempo me
he dado cuenta de que la casa de mi abuela no era una casa cualquiera, era, en
realidad, un taller y una escuela de costura. Allí siempre había telas
preciosas, revistas de patrones, reglas, agujas y alfileres, botones e hilos de
todos los colores… Por las tardes venían las “niñas del corte”, se abría la
mesa y mi abuela enseñaba y ayudaba a cada alumna a sacar y hacer patrones, cortar,
plantear, arreglar y todo lo demás.